Versión: Isaías Garde
Desde la ventana más alta de mi casa
Con un pañuelo blanco digo adiós
A mis versos que parten hacia la humanidad.
Y no estoy alegre ni triste.
Ese es el destino de los versos.
Los escribí y debo mostrárselos a todos
Porque no puedo hacer lo contrario
Como la flor no puede esconder el color,
Ni el río esconder que corre,
Ni el árbol esconder que da fruto.
Y ahí van ya lejos como en la diligencia
Y yo sin querer siento pena
Como un dolor en el cuerpo.
¿Quién sabe quién los leerá?
¿Quién sabe a qué manos irán?
Flor, mi destino me ha recogido para los ojos.
Árbol, me arrancaron los frutos para las bocas.
Río, el destino de mi agua era no quedarse en mí.
Me someto y me siento casi alegre,
Casi alegre como el que se cansa de estar triste.
¡Váyanse, váyanse de mí!
El árbol pasa y se dispersa en la naturaleza.
Se marchita la flor y su polvo dura siempre.
Corre el río y entra en el mar y su agua es siempre la que fue suya.
Paso y me quedo, como el Universo.
“O Guardador de Rebanhos”, poema XLVIII
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Da mais alta janela da minha casa
Com um lenço branco digo adeus
Aos meus versos que partem para a humanidade
E não estou alegre nem triste.
Esse é o destino dos versos.
Escrevi-os e devo mostrá-los a todos
Porque não posso fazer o contrário
Como a flor não pode esconder a cor,
Nem o rio esconder que corre,
Nem a árvore esconder que dá fruto.
Ei-los que vão já longe como que na diligência
E eu sem querer sinto pena
Como uma dor no corpo.
Quem sabe quem os lerá?
Quem sabe a que mãos irão?
Flor, colheu-me o meu destino para os olhos.
Árvore, arrancaram-me os frutos para as bocas.
Rio, o destino da minha água era não ficar em mim.
Submeto-me e sinto-me quase alegre,
Quase alegre como quem se cansa de estar triste.
Ide, ide, de mim!
Passa a árvore e fica dispersa pela Natureza.
Murcha a flor e o seu pó dura sempre.
Corre o rio e entra no mar e a sua água é sempre a que foi sua.
Passo e fico, como o Universo.
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