18 jun 2024
Aurora Bernárdez - Vejez de Helena
Indiferente a las ordenanzas municipales
distribuye mendrugos a las obscenas palomas
y sonríe a su voracidad mostrando un solo diente,
última, única columna
del templo destruido.
(Palomas y columnas:
aun en el infierno, pienso,
la belleza es perentoria,
nos reclama ceguera,
humildad, reverencia.)
Los plumajes grises se agitan como ratas
alrededor de sus zapatos.
Arrobada, alza los ojos al sol
que sale para ella.
En El libro de Aurora
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