Como el que vio una vez
al hombre
que vende la Biblia
y escuchó su palabra
en un café cualquiera
-En verdad, en verdad os digo
Como el que apoyado en su mesa
cuando está
mirando al vacío
es interrumpido
por la palabra de ese hombre
-En verdad, en verdad os digo
Como el que escucha
aturdido
hablar de revelación
entre ruido de pocillos
envuelto en humo
-En verdad, en verdad os digo
Como el que luego
aparta
su rostro de ese hombre
y vuelve a mirar
fijamente el vacío
-En verdad, en verdad os digo
Como el que queda así después
apoyado en su mesa
mientras su mente mezcla
la Palabra con el precio
y el Espíritu con la encuadernación
como ese
como ese
-En verdad, en verdad os digo
En La canción de Buenos Aires


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