19 ago 2024
César Aira - El mecanismo de la pesadilla
Cuando uno ve esas tabletas de arcilla babilónicas con los signos cuneiformes, o algo equivalente hitita o hindú... y lee las transcripciones: himnos ceremoniales, relatos de batallas, epopeyas de semidioses... es difícil evitar la sospecha de que están mintiendo. ¿Cómo es posible que esas rayitas torcidas signifiquen esos discursos articulados, detallados, poéticos? ¿No estarán inventando, los presuntos traductores, amparados en la impunidad que les da una materia tan esotérica? Una vez que la sospecha se despierta, sobre gente tan seria e insospechada como estos eruditos que han dedicado lo mejor de sus vidas al estudio de las lenguas más arduas, nada impide que se extienda a otros con menos antecedentes de honestidad, sinólogos por ejemplo. Después de todo no hay tanta diferencia entre las tabletas de arcilla con sus rayitas y los ideogramas en tinta negra.
Ahorrémonos toda la serie y vamos al extremo. Cualquier escritura, esta misma que estoy practicando, ¿será de verdad o una farsa? ¿Nos habremos puesto de acuerdo para mantener esta simulación? Un pacto de caballeros, para sostener la comedia de que la escritura realmente está representando al habla.
Cuando veo una película en la que alguien carga una valija, y tiene que llevarla consigo durante varias tomas (porque no tiene donde dejarla, está en una ciudad o país extranjero, en la valija están todas sus posesiones, etc.), tengo imperiosamente que defenderme de la angustia pensando, obligándome a pensar, que a ese personaje lo está representando un actor, que la valija no contiene nada que a ese actor le importe, que no bien se apaga la cámara puede dejarla en cualquier parte y olvidarse de ella.
Me pregunto si el mecanismo de la pesadilla invadirá la vida de toda la gente como invade la mía.
En Continuación de ideas diversas
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