12 jun 2024
Amelia Biagioni - El azul
Si te acercas
a su reino ovalado,
la puerta
te engulle suavemente,
y adentro
en lugar de la puerta
está la ley,
que ordena:
Hay que fijarse al tema azul
cantando sin pasado:
“Azul, azul, azul”,
y alcanzar la soga que pende azul
y enroscarla en el propio cuello
distraído,
y apoyando un pie, un párpado azul
-con el otro encogido-
en el vacío azul,
en su mano sin palma,
darse un gran envión
en torno al eje, al ojo azul,
girar desarrollándose
sobre la mano del vacío azul,
y cantar sin pasado:
“Azul, azul, azul”,
hasta que llegue el miedo,
o el rojo con espuma.
O el frío.
De: El humo (1967)
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