Niño, ya ha oscurecido, oh ladrón de centellas.
Se acabaron las noches, se acabaron los días:
duerme mientras esperas esos días y noches
que decían jamás o que decían siempre.
¿Oyes cómo se acercan? Vienen sin hacer ruido:
tienen pies muy ligeros… El Amor es alado…
Niño, ya ha oscurecido, oh ladrón de centellas.
¿No les oyes hablar? No, las tumbas son sordas.
Duerme, pesa muy poco la flor de siempreviva.
No vendrán tus amigos, los de tontas disculpas,
apedreando severos a tus chicas alegres…
Niño, ya ha oscurecido, oh ladrón de centellas.
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