2 feb 2023
Julio Cortázar - La polca del espiante
El bandoneón, con tantos pliegues, ¿por qué un sonido
turbio masticado, ese silbido blando que no hace
darse vuelta al silencio?
Pobre máquina, cielito de nácar, túnel de amor para la rata,
no sé cómo decirte: cesa, desintégrate,
corazón postal tejido con engrudo
bajo camisas donde no estallará el árbol de la lluvia.
Respiración arrendable para muertos que vuelven,
apenas pocas manos te imponen razón
de durar. Me hablo a mí mismo, a la hora
de la funda, del baile estuvo espléndido,
tan familiar tan concurrido.
Me fui, como quien se desangra.
Así termina Don Segundo Sombra, así termina la cólera para dejarme, sucio y lavado a la vez, frente a otros cielos. Desde luego, como Orfeo, tantas veces habría de mirar hacia atrás y pagar el precio. Lo sigo pagando hoy; sigo y seguiré mirándote, Eurídice Argentina.
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