Witold Gombrowicz - Schopenhauer

5 jun 2020

Witold Gombrowicz - Schopenhauer

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Witold Gombrowicz - Schopenhauer


Jueves, 1 de mayo de 1969

SCHOPENHAUER

Después de Kant hay una línea de pensamiento que podría dibujarse así:

Fichte
Schelling. Idealismo alemán
Hegel
«Idealismo», ¿por qué? Porque la filosofía subjetiva se ocupa de las ideas.

Kant tuvo dos sucesores (cosa curiosa) de dos géneros diferentes:
Schopenhauer
Nietzsche

Arthur Schopenhauer (siglo XIX).

Nacido en Danzig.

Adopta el sistema kantiano con una formidable diferencia, que consiste en esto.

Después de Kant todos los filósofos quisieron ocuparse de la cosa en sí, de lo absoluto. Ahora bien, Schopenhauer se levanta y dice: «Resulta que nadie sabe lo que es la cosa en sí, pues bien, yo lo sé».
El mundo queda estupefacto y Schopenhauer prosigue: «Lo sé por intuición interior». Intuición significa un saber directo, no razonado sino «absoluto».

El razonamiento de Schopenhauer es el siguiente.

El hombre es también una cosa. Por tanto, si yo soy una cosa, tengo que buscar en mi intuición mi absoluto, aquello que soy en mi esencia. Y, dice Schopenhauer, «sé que la cosa más elemental en mí, la más fundamental, es la voluntad de vivir».

Aquí se abre la puerta de un nuevo pensamiento filosófico: la filosofía deja de ser una demostración intelectual para entrar en contacto directo con la vida. Para mí (en Francia casi nadie comparte mi opinión) éste es un momento extraordinariamente importante, que abre la vía a la voluntad de poder de Nietzsche y a toda la filosofía existencias. Es preciso comprender que el sistema metafísico de Schopenhauer carece de firmeza; en este sentido, Schopenhauer no expresó nada sólido. Supongo que ésta es la razón de que no se haya mantenido como filósofo.

PERO, ¿QUE ES LA FILOSOFÍA? Ningún sistema filosófico dura mucho tiempo. Pero la filosofía tiene para mí EL VALOR SUPREMO DE ORGANIZAR EL MUNDO EN UNA VISIÓN.

Por ejemplo, existen los universos kantiano o hegeliano, extremadamente grandiosos; existe el de Nietzsche, y ahí es donde Schopenhauer es importante.

Pasemos de esta visión de Schopenhauer al mundo schopenhaueriano.

Se trata de la primera vez que la filosofía toca la vida.

¿Qué es la voluntad de vivir en Schopenhauer?

El mismo dice que emplea estas palabras porque no le viene a la mente nada mejor. A decir verdad, se trata más bien de la voluntad de ser, porque para Schopenhauer no solamente el hombre y los animales quieren vivir sino también la piedra que resiste o la luz que persiste. Schopenhauer dice que esto es el noúmeno kantiano, que esto es lo absoluto.

IMPORTANTE: para Schopenhauer se trata, en el sentido metafísico (más allá de la física), de una sola voluntad de ser, absolutamente idéntica para y para esta mesa.

Esta voluntad de vivir, para manifestarse como fenómeno, debe revestir (frase incompleta).

Debe estar en el espacio y el tiempo, en el orden numérico de las cosas. Es una sola, porque el mundo nouménico no conoce ni tiempo ni objeto, ni nada de todo esto.

Pero cuando esta voluntad de vivir pasa al mundo fenomenológico, se convierte en un fenómeno limitado en el tiempo y el espacio, y entonces se divide de forma inexorable. Como consecuencia de una ley que Schopenhauer llamaba principium individuationis, se convierte en individual y particular. Lo repito: Kant demostró que nunca podemos penetrar en el mundo del noúmeno; por ejemplo, es imposible probar la existencia de Dios con un razonamiento. En este sentido Kant dijo que nuestra razón está limitada al mundo fenomenológico. El tiempo y el espacio no están fuera de nosotros; el sujeto pensante los introduce en el mundo; no podemos, por tanto, percibir nada infinito y universal como Dios.

Solamente en el tiempo y en el espacio puede el noúmeno manifestarse como fenómeno. Por este motivo dice Schopenhauer que la voluntad de vivir es un noúmeno, está fuera del tiempo y del espacio, es en sí y puede manifestarse tan sólo cuando llega a ser fenómeno (limitado en el tiempo y el espacio).

Cuando la voluntad de vivir se manifiesta en el mundo fenomenológico, se divide en una innumerable cantidad de cosas que se devoran mutuamente para vivir. El perro devora al gato, el gato al ratón, etcétera.

El gran mérito de Schopenhauer consiste en haber encontrado algo tan decisivo como esto: la muerte, el dolor y la guerra eterna con que cada ser ha de habérselas para sobrevivir.

Siempre he considerado que la filosofía no debe ser intelectual sino algo que arranque de nuestra sensibilidad. Por ejemplo, para mí, el solo hecho de que soy consciente de la existencia de un árbol no tiene importancia hasta el momento en que éste me procura placer o dolor. Sólo así se hace importante. Esta es la idea que intento introducir en las entrevistas, etcétera.

Nos encontramos en un mundo absolutamente trágico. Se dice de Schopenhauer que es un pesimista. ¡Eso es decir demasiado poco! Es al mismo tiempo una visión grandiosa y trágica que coincide, ¡ay!, perfectamente con la realidad. Schopenhauer deduce varias consecuencias de su sistema.

Por ejemplo, la naturaleza no se preocupa de los individuos, sino de la especie. Millones de hormigas tienen que morir para engendrar la especie. De igual forma, si un hombre se sacrifica en una batalla, es también por el mismo motivo. En fin, Schopenhauer era un misógino furioso por la sencilla razón de que la mujer se encarga de la prolongación de la especie. Decía que tampoco en el amor puede existir la felicidad personal, porque el individuo queda sacrificado a la especie. Resulta muy emotiva la atención con la que el joven contempla a una muchacha y viceversa. Solamente quieren saber si podrán tener hijos «de buena calidad».

En el sexo opuesto uno busca a su contrario: nariz grande, nariz pequeña, etcétera. El hombre no puede llegar a la felicidad individual. Su voluntad de vivir le obliga a devorar a los demás o a ser devorado por ellos. En consecuencia, Schopenhauer hace un análisis de los diversos sentimientos nobles (ejemplo: el amor al hijo en la mujer); demuestra que todo ello va contra la felicidad individual. Después, muestra asimismo que lo que llamamos felicidad o placer no es más que el apaciguamiento de un malestar. Si sentís placer cuando os coméis un filete, es porque antes teníais hambre.

Para Schopenhauer la vida es un malestar continuo y criminal.

¿Cuál es la posibilidad, según Schopenhauer, de salir de este conflicto infernal?

¿El suicidio? No, éste no sirve de nada puesto que al suicidamos tan sólo confirmamos nuestra voluntad de vivir. Pues si me suicido es porque mi voluntad de vivir no ha sido satisfecha.

La única forma de separarse de la voluntad de vivir es la renuncia.

Yo mato en mí mi voluntad de vivir.

Esto es lo que condujo a Schopenhauer hacia la filosofía hindú y oriental, que proclama precisamente la contemplación y la renuncia a la vida.

Hay que decir que se trata de una tesis un poco artificioso, y que la parte de su obra El mundo como voluntad y representación dedicada a la filosofía oriental es la menos convincente.

Lección quinta

Viernes, 2 de mayo de 1969

Schopenhauer reconoce dos posibilidades:

l.' Afirmar la voluntad de vivir participando plenamente de la vida con sus crueldades y sus injusticias.

2.0 No el suicidio, sino la contemplación.

Schopenhauer considera que la contemplación del mundo «como si fuera un juego» es absolutamente superior a la vida. Lo demuestra de una manera muy ingeniosa. El artista es aquel que contempla el mundo y queda maravillado con él. Ahora bien, en este sentido, el artista se parece a un niño, puesto que el niño también se maravilla del mundo de una forma desinteresada. Por esta razón, dice Schopenhauer, el niño es genial, simplemente porque es niño. En los primeros años de la vida se hacen más progresos que durante todo el resto de ella. Por este motivo, en Oriente, el yogui (el que contempla) alcanza la única posibilidad de suprimir la vida.

Schopenhauer formula una teoría artística que es, para mi, la más importante de todas. Y, dicho sea entre nosotros la forma extraordinariamente ingenua e incompleta de tratar el arte en Francia se debe, ante todo, al desconocimiento de Schopenhauer.

El arte nos muestra el juego de la naturaleza y de sus fuerzas, es decir, la voluntad de vivir. Schopenhauer es concreto en esta materia. Pregunta: ¿por qué nos encanta la fachada de una catedral mientras que un simple muro no nos interesa? La respuesta es que la voluntad de vivir de la materia se expresa en la pesadez y en la resistencia. Ahora bien, un muro no pone de manifiesto el juego de estas fuerzas, porque cada partícula del muro resiste y pesa a la vez. Mientras que la fachada de la catedral muestra dichas fuerzas en acción, puesto que las columnas resisten y los capiteles pesan. Vemos la lucha entre la pesadez y la resistencia. Nos explica también por qué una columna retorcida (curva) no nos satisface. Es simplemente porque no resiste lo suficiente. De igual forma, una columna redonda es mejor que una columna cuadrada.

Todo ello para deciros cómo ve el ARTE Schopenhauer.

Lo que él opone a la vida es la contemplación.

Trata también de la escultura y dice que la belleza del hombre proviene de una anticipación a priori fundada en la experiencia. El cuerpo humano resulta mucho más logrado cuando está bien adaptado a sus fines. Añade que hay en nosotros un ideal de belleza humana que consiste en prolongar en el porvenir lo que consideramos de calidad en el presente, por ejemplo, unas piernas largas. Esta calidad obliga al hombre a ir siempre más lejos en el mismo sentido, salud, etcétera. Podría decirse que es una especie de sueño sobre el modelo de la especie en el porvenir.

Para Schopenhauer la belleza de la escultura griega consistía en un discernimiento entre el instinto sexual y la belleza. En una palabra: la belleza griega no es excitante y por esta razón es superior.

La pintura. Si la escultura se preocupaba sobre todo de la belleza y del encanto, la pintura busca en el hombre la expresión, la pasión, el carácter. Por tanto, en la pintura también se puede considerar lo feo como bello. Ejemplo: una anciana. El carácter crea la unidad del hombre en la pintura porque el carácter es lo que une en un sentido (dirección); si no, el hombre quedaría disparejo.

Literatura. El artista, en general, no actúa mediante los conceptos de la lógica, mediante abstracciones, sino que posee una intuición directa de la voluntad de vivir en el mundo.

Por esto comprueba Schopenhauer que la literatura discursiva, que quiere demostrar algo, no basta para nada. No puede hacerse arte con principios abstractos, con conceptos. Si tengo alguna cosa que decir sobre el tema, por ejemplo, de los hijos ¡legítimos, sencillamente lo diré en una conferencia y no en la obra de arte.

La obra de arte busca lo concreto, pero en lo concreto reencuentra lo universal, la voluntad de vivir. Pensemos en el avaro de Moliere. Se trata de un personaje concreto que tiene su vida, su color de pelo, etcétera, pero a través de él podemos ver la avaricia en su sentido universal.

Schopenhauer da la definición del genio, también muy cercana a la del niño. El genio es desinteresado. Se divierte con el mundo. Siente sus atrocidades pero se regocija en esas atrocidades. En general el genio no sirve para nada en la vida práctica puesto que no busca su interés personal. Es antisocial, pero ve mejor el mundo porque es objetivo.

Schopenhauer establece una comparación muy buena cuando dice que la inteligencia del hombre mediocre se parece a una linterna, que ilumina solamente lo que se busca, mientras que la inteligencia superior es como el sol, que lo ilumina todo. De ahí proviene el objetivismo del arte genial. Es desinteresado.

Schopenhauer dijo muchas cosas respecto al tema del genio, por ejemplo, que éste no puede vivir de forma normal; el artista tiene siempre algún obstáculo que le impide vivir: enfermedad, anormalidad, achaques, homosexualidad, etcétera.

(Los hombres inteligentes son muy sensibles al ruido.) Yo, personalmente, lo interpreto por el hecho de que sentimos mejor aquello que nos falta. Ejemplo: un oficial de caballería no sabe ni siquiera que está sano, mientras que un enfermo como Chopin posee una aguda noción de la salud porque carece de ella.

Podemos observar a fenómenos como Beethoven, quien, personalmente, fue un histérico y un ser desgraciado, pero que tan bien supo expresar en su arte la salud y el equilibrio (sin duda porque carecía de ellos).

Por mi parte, atribuyo la máxima importancia a la antinomia en el arte. Un artista debe ser esto y lo contrario. Loco, desordenado, pero también disciplinado, frío, riguroso. El arte no es nunca una sola cosa, sino que siempre se halla compensado por su contrario.

Schopenhauer no es verdaderamente filosofía sino intuición y moral. Mostró su indignación porque en una isla del Pacífico las tortugas de mar tengan que salir cada año del agua para procrear en la playa, donde los perros salvajes de la isla les dan la vuelta y las devoran. Dijo: he ahí la vida, esto es lo que cada primavera se repite de forma sistemática desde hace milenios.

¿Por qué ya no se lee a Schopenhauer? ¿Por qué no es actual?

1.° La metafísica de Schopenhauer (primera parte del libro) no es válida hoy (sé que el noúmeno es la intuición, la voluntad de vivir), formulada de esta manera.

2.° También, sin duda, el aspecto aristocrático de esta filosofía. Para Schopenhauer hay hombres mediocres y hombres superiores. Insultaba a los mediocres.

3.° Se oponía (su filosofía se oponía) a la vida, mientras que de Hegel pueden extraerse cosas muy útiles para la política, que es lo que hizo Marx.

Schopenhauer buscaba la renuncia, pretendía matar la voluntad de vivir.

Para mí es un misterio que libros interesantes como los de Schopenhauer (¡y los míos!) no encuentren lectores.

Schopenhauer detestaba a Hegel. Decía siempre: ¡ese zopenco de Hegel! Y, para desafiarle, fijó la hora de sus cursos en la Universidad de Berlín a la misma que los de éste, con el resultado de que la sala de Hegel estaba siempre llena y, la suya, siempre vacía...

Pero Hegel y Schopenhauer tenían argumentos para mostrar que un genio no puede tener éxito, puesto que sobrepasa a su tiempo. Por esta razón el genio resulta incomprensible y no sirve para nadie.

Así que Schopenhauer y yo nos consolamos bastante bien.

En Curso de filosofía en seis horas y cuarto

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