1 jun 2020
Sylvia Plath – La mujer del guardia de zoo
Puedo estar despierta toda la noche, si es preciso:
Fría como una anguila, sin párpados.
La oscuridad me envuelve como un lago muerto,
Azul y negra, una ciruela espectacular.
Mi corazón no mana burbujas de aire, no tengo pulmones,
Soy horrenda, mi vientre es una media de seda
En la que las caras y las cruces de mis hermanas se descomponen.
Mira, mira cómo se funden como monedas en los potentes jugos…
Las mandíbulas de araña, las vértebras mondas por un instante
Como las líneas blancas en un cianotipo.
Si me moviese, creo que esta bolsa de plástico púrpura y rosada,
Repleta de vísceras, cascabelearía como el sonajero de un niño,
Las quejas acumuladas durante años, todos los dientes sueltos reteñirían
Al chocar entre sí. Pero ¿qué sabrás tú de todo esto,
Mi cerdo gordito, mi amorcillo meolludo, de cara a la pared?
En este mundo hay cosas intragables.
Tú me cortejaste con murciélagos de la fruta con cabeza de lobo,
Colgados de sus garras chamuscadas en el aire
Húmedo y hediondo de la Casa de los Mamíferos Pequeños.
El armadillo dormitaba en su arenero,
Obsceno y pelado como un puerco, los ratones blancos
Se multiplicaban hasta el infinito, como ángeles en una cabeza de alfiler,
De puro aburrimiento. Enmarañados en las sábanas empapadas de sudor,
Recuerdo los pollos cubiertos de sangre y los conejos descuartizados.
Tú revisabas el régimen de dietas y me llevabas a jugar
Con la boa constrictor en el Fellow’s Garden.
Yo fingía ser el Árbol de la Ciencia.
Me colaba en tu Biblia, me embarcaba en el Arca
Junto con el mandril sagrado, que llevaba una peluca y tenía orejas de cera,
Y la araña comedora de pájaros, cubierta con una piel de oso,
Que reptaba alrededor de su caja de vidrio como una mano de ocho dedos.
No consigo quitármela de la cabeza, no,
La manera en que nuestro noviazgo iluminaba aquellas jaulas de yesca…
Tu rinoceronte de dos cuernos abría la boca
Sucia como la suela de una bota y grande como el lavabo de un hospital
Para que yo le diera mi terrón de azúcar: su aliento apestando a ciénaga
Me cubría el brazo como un guante largo, hasta el codo.
Los caracoles lanzaban besos como manzanas negras.
Ahora, de noche, flagelo a los monos búhos osos ovejas
En su escalerilla de hierro. Y, aún hoy, no consigo dormir.
14 de febrero de 1961
Traducción: Xoán Abeleira
Zoo Keeper's Wife
I can stay awake all night, if need be—
Cold as an eel, without eyelids.
Like a dead lake the dark envelops me,
Blueblack, a spectacular plum fruit.
No airbubbles start from my heart, I am lungless
And ugly, my belly a silk stocking
Where the heads and tails of my sisters decompose.
Look, they are melting like coins in the powerful juices-
The spidery jaws, the spine bones bared for a moment
Like the white lines on a blueprint.
Should I stir, I think this pink and purple plastic
Guts bag would clack like a child's rattle,
Old grievances jostling each other, so many loose teeth.
But what do you know about that
My fat pork, my marrowy sweetheart, face-to-the-wall ?
Some things of this world are indigestible.
You wooed me with the wolf-headed fruit bats
Hanging from their scorched hooks in the moist
Fug of the Small Mammal House.
The armadillo dozed in his sandbin
Obscene and bald as a pig, the white mice
Multiplied to infinity like angels on a pinhead
Out of sheer boredom. Tangled in the sweat-wet sheets
I remember the bloodied chicks and the quartered rabbits.
You checked the diet charts and took me to play
With the boa constrictor in the Fellows' Garden.
I pretended I was the Tree of Knowledge.
I entered your bible, I boarded your ark
With the sacred baboon in his wig and wax ears
And the bear-furred, bird-eating spider
Clambering round its glass box like an eight-fingered hand.
I can't get it out of my mind
How our courtship lit the tindery cages —
Your two-horned rhinoceros opened a mouth
Dirty as a bootsole and big as a hospital sink
For my cube of sugar: its bog breath
Gloved my arm to the elbow.
The snails blew kisses like black apples.
Nightly now I flog apes owls bears sheep
Over their iron stile. And still don't sleep.
14 February 1961
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