18 ago 2020
Juan Gelman – Rostros
Sin ella, los días tardaban en pasar
Carlos Gardel
I
algún sonido de la vida
como la naranja en el niño
¿todos lo escucharían
crepitar en tu voz?
¿y adónde iba a qué raíz
o copa donde los extranjeros labios
veían para sí cerrándose
como cuidando su aventura?
¿y de dónde venía por qué
qué dolor o qué tarde
temblando no terminada
avanzaba esa noche
ardiendo crepitando
invasora final?
II. (ropas)
la toalla donde dejo mi rostro
encontrarse con el tuyo anterior
sudor contra tu aroma
allá habrán de entenderse
como señales o distancias
marcadas en la ropa
para que existas
sea
III
allá en la bella infancia
tu rostro era otro rostro
y su asombro
cuelga de ciertos árboles
¿los pajaritos cantan?
¿soy yo la tierra de esos árboles?
¿aquél que escucha lento
como sus dos maderos?
es oscuro este sol
crece
creces
IV
en la noche importante
orino bebo tengo huesos
manos atadas como perros
labios razas oscuras
como desastres como escombros
¿los arrastran tus pies?
¿o en qué violenta dulce
contracción de tu olvido
paso yo deseado
acariciado
destruido
por tus muslos sin ojos?
V
claro que moriré y me llevarán
en huesos o cenizas
y que dirán palabras y cenizas
y yo habré muerto totalmente
claro que esto se acabará
mis manos alimentadas por tus manos
se pensarán de nuevo
en la humedad de la tierra
yo no quiero cajón
ni ropa
que el barro asuma mi cabeza
que sus orines me devoren
ahora
desnudo de ti
VI. (planetas)
la rama que golpea
o la rama que vuela
lloran cantan
abajo
abro la noche esta ciudad
mudo como un amante
¿o habrás estado en esta noche
o estarás algún día
golpeando volando
ramas que no conozco?
VII
escribo en el olvido
en cada fuego de la noche
cada rostro de ti
hay una piedra entonces
donde te acuesto mía
ninguno la conoce
he fundado pueblos en tu dulzura
he sufrido esas cosas
eres fuera de mí
me perteneces extranjera
VIII. (palabras)
tu voz cuando aparece
cuando cura o abriga
con las bellas piedades siniestras
¿cuántas madres habrá
arriba abajo de tus hijos
haciéndolos
y deshaciéndolos haciéndolos?
¿y cuánta sangre correrá todavía
hasta que esto se pudra
y dé mañana sol
como tu voz
cuando cura o abriga?
IX
el ángel de la tarde
se arrancaba las plumas
y padecía en la cocina
era silencio como
tu voz o como lo que
vuela en tu voz
había dos mitades
imperfectas dulcísimas
devorándose a solas
a espaldas a sollozos
¿qué más nos duele esta hermosura?
X. (ese animal precisamente)
¿encenderías tus parientes?
te taparías la nariz
y encenderías tus parientes:
yo te conozco, perro
los harías girar oscuramente
detrás del vidrio apenas
y los apagarías
con tus suaves pies implacables
porque el amor no tiene ojos
se los sacaron hace un tiempo
para que viera en su cantor
perro que come y vuela
al fondo del espejo
En Poesía reunida