Cuando descanses, con tu sueño, sola,
en tu lecho final, ¡oh prostituta!
verás tu corazón que no se inmuta
en los espejos que la muerte inmola.
Los ángeles vendrán a murmurarte
que la vida termina con lujuria
y pensarás tal vez que es una injuria
y pedirás que paguen para amarte.
¿Qué diferencia habrá entre tú y la rosa,
entre el amor y el ansia delictuosa?
Muerde el gusano todas las pupilas,
se pudren también todas las lilas,
como si la inocencia y los pecados
pudieran ser igualmente valuados.
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