Equidistante
de las campanas
y del aire
sobornado solamente
por la indecisión esmerada
de este cielo
caigo en todas las redes
que ya conocía
La creciente trajo de nuevo
un agua que nos circunda
y modela
La mañana tan libre
te enfrentó con tu desgano
con tu amor
desvestido una y otra vez
sobre las ramas
La pizarra inerte de los techos
esta plaza con caminos que se confunden
todo cayendo sobre ti
justamente cuando menos debiera
justamente cuando no sabes
si el aire o las campanas
tienen la voz más pura
cuando dudas o mejor desesperas
entre un viento ligeramente inclinado
modulado
bautizado por el golpe metálico
o el libre para siempre
sobre todos los ríos
y los árboles
el aire salvaje
que toca tus párpados y el corazón del sol
que sube
sobre el rigor presentido del otoño
para dejar
su limpia
azul
inigualable espuma
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