21 ene 2023
Juan José Saer - De Polonio a Laertes
No pienses, porque toques con las yemas de los dedos las piedras de otras ciudades y entres, como en un agua, en su estruendo y en su color, que no estás más, inmóvil, en la tierra natal. No importa cómo se llame la ciudad en la que se esté, se está siempre en la tierra natal. Un hilo invisible, cuya medida es tu límite, te acompaña indefinida pero no infinitamente. No corras, por lo tanto, porque en cualquier momento llega el sacudón. Y más todavía: no pienses, porque estemos frente a frente, y me veas, por ilusión óptica, desde fuera, en Polonio y en Laertes como en dos personas extrañas y separadas, como en dos cuerpos remotos que acaban cada uno en la punta de los dedos y entre los cuales no hay más que aire, porque el Laertes que fui le habla en este momento al Polonio que serás. Y ahora, Polonio, hasta la vista, y no te olvides de guardar intacta esta bendición, para cuando debas entregársela a Laertes —¡Laertes, Polonio!— en el momento de la despedida.
En El arte de narrar
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