16 ene 2020
Ana María Shua - La profesional
Siempre te dicen que has sido la Reina de Saba, o Cleopatra. Nunca una panadera, una costurera, una lavandera de la época de la Reina de Saba. O la manicura de Cleopatra, que ya sería honor, alta jerarquía. No les hagas caso. Fuiste una espiga de centeno en un mar de cereal, olas al viento, fuiste una abeja más en el enjambre, fuiste madre en cuarenta y siete de tus vidas pasadas y cada vez tuviste muchos hijos. Pero lo que importa es el futuro. Serás la mujer que abra su cartera, serás la que me entregue un crujiente billete de cien dólares cuando abandone mi pose y mi silencio, cuando deje de mirar la pirámide de acrílico y te diga, con mis ojos clavados en tus ojos: siento, presiento, veo, que has sido hace miles de años Cleopatra, la amada de Julio César, la amante de Marco Antonio, la única, la incomparable, la que paga sus deudas, Cleopatra.
En Temporada de fantasmas
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