13 ago 2019
Henri Michaux - Después del accidente
¡Qué pesados son mis segundos! Nunca los hubiera creído tan pesados. Instantes elefantiásicos.
Lejos de todo, nada a la vista y sin embargo como unos ruidos a través de un filtro...
Oigo palabras ininterrumpidas, como si dijeran sin cesar, como si repitieran: Labrador, Labrador, Labrador, Labrador, Labrador, Labrador.
Una bolsa me sacude. Sin fondo. Sin puertas, y yo como una larga boa extraviada. He perdido incluso a mis enemigos.Oh espacio, espacio abstracto.
Calma, calma que hace rodar trenes. Calma monumentalmente vacía. No más proa. Quilla empujada. Quilla mecida.
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