Aleister Crowley - Rapto

28 ago 2019

Aleister Crowley - Rapto

No hay comentarios. :

Aleister Crowley - Rapto


La palabra Rapto significa tránsito al otro lado; a saber, las condiciones a que se supedita. El único y universal fin de toda enseñanza Mágica y Mística es liberarse de cualquier tipo de limitación. De esta suerte, cuerpo y mente, en el sentido más lato, son obstáculos en el Camino del Sabio: la paradoja, bastante trágica por lo que parece, es que son también los medios para progresar. Cómo deshacerse de ellos, superarlos o trascenderlos es el problema, y es tan estrictamente práctico y científico como pueda ser el eliminar impurezas de un gas o emplear con destreza las leyes mecánicas. He aquí la inevitable y lógica imperfección del sorites del Adepto, que se rodea de muchos principios que debe superar y puesto que ha de abandonarlos arbitrariamente, ¡éstos precipitan su terrible venganza!

  Es en la práctica, y no en la teoría, donde esta dificultad desaparece de repente. Pues cuando seguimos una vía racional para anular que opere la mente racional, la inhibición no da lugar al caos, sino a la aprehensión del Universo a partir de la facultad sobre la que no se aplican las leyes de la Razón; y cuando, vueltos al estadio normal, pretendemos analizar la experiencia, caemos en la cuenta de que su naturaleza abunda en absurdos racionales.

  Una reflexión adicional, no obstante, se pone de manifiesto gradualmente —gradualmente porque el estado de rapto ha de mostrarse impreso indeleblemente antes de que sus fulminantes huellas sean realmente inteligibles—, pues no existen dos clases de Pensamiento ni de Naturaleza, sino sólo una. La Ley de la Inteligencia es la única sustancia del Universo, así como el único modo por el cual la aprehendemos. No existe, pues, antítesis real entre las condiciones del Rapto y las del raciocinio y la percepción; la creencia de que el Rapto no está sujeto a las reglas del razonamiento es absurda. Decimos que en el ajedrez el caballo atraviesa la diagonal de un rectángulo de tres cuadros por dos, omitiendo su movimiento como término material del espacio. Hemos descrito una relación precisa y limitada de singular sentido que opera a partir de un simbolismo arbitrario: cuando analizamos cualquier muestra de nuestros procesos mentales habituales, resultan éstos totalmente semejantes. Porque lo que «vemos», «oímos», etc., depende de su idiosincrasia, por un lado, y de la interpretación convencional, por otro. De este modo llamamos verde a la hierba y evitamos pasar por el filo del precipicio, sin prueba alguna que nos asegure que dos mentes distintas tienen una idea totalmente igual de lo que aquello significa, de modo similar a como aceptamos los movimientos en el ajedrez. Según las reglas de este juego, debemos pensar y actuar, aun a riesgo de todo tipo de error; pero somos perfectamente conscientes de que las reglas son arbitrarias y de que, al fin y al cabo, es sólo un juego. La sandez mayor del místico tradicional ha consistido en estar tan orgulloso de sí —por haber descubierto como gran secreto que el Universo no es más que un juguete que él mismo ha creado para su diversión— que se precipita en exhibir sus poderes, aun cuando deliberadamente ni entiende ni trata bien el juguete. No ha comprendido que puesto que no es más que una proyección de su propio Punto de Vista, ¡a quien ultraja totalmente es a sí mismo!

  En esto reside el error del panteísmo al modo de Mansur-el-Mallaj, de quien Sir Richard Burton, de modo delicioso, reprende en las Casidas su debilidad:

  
    Mansur era sabio, pero más sabios aquellos

    que le lapidaron;

    y aunque su sangre sirva de testimonio,

    Fuerza de Sabiduría ninguna pudo recomponer sus huesos.
  

   

  Dios estaba presente en las piedras no menos que en sus ropajes; y cuando la dualidad se quebró, una parte de la percepción quedó en tinieblas, ¡aquella en la que no se daba la sabiduría!

  A nosotros, sin embargo, esto no debe apesadumbrarnos; es (como cualquier fenómeno) un Acto de Amor. Y la definición más rigurosa de semejante Acto es el Tránsito de dos Hechos a un Tercero, así como su recogimiento en el Silencio o la Nada por reacción simultánea. En este sentido puede decirse que el Universo es un principio inmutable en el que se inscribe el Rapto; pues, en verdad, la comprensión de cualquier Hecho mediante la Contemplación apropiada produce la clase de Rapto que se adecúa a la complejidad individual de cada Hecho.

  Ahora bien, toda Magia es útil para producir el Rapto, ya que: a) enseña a la mente la disciplina necesaria del Yoga; b) eleva el espíritu hasta la sublimidad divina e impersonal, que representa el primer grado del éxito; c) ensancha el campo de la mente, asegurándole así el pleno conocimiento hasta del más insignificante rasgo de la Naturaleza, y proporcionándole el material adecuado para la consumación extática de la Eucaristía de la Existencia.

  La esencia de la idea del Rapto se contempla, realmente, en la Magia, que es fundamentalmente la Ciencia y Arre trascendental. Su método consiste, principalmente, en el Amor, que es la auténtica clave del Rapto y por otra parte, en la superación de las condiciones normales. Los verbos trascender, traspasar, trasuntar, y sus sinónimos, son, todos, la virtud cardinal de la Magia. De aquí que «El Amor es la Ley, el Amor bajo la Voluntad» es el epítome supremo de la doctrina mágica y su fórmula universal. Ningún reparo ha de tener el hombre en manifestar libremente que cualquier Operación Mágica se completa únicamente cuando es el Rapto quien (en un sentido u otro) la conforma. Se hace mal al restringir el uso de la palabra, ante el tribunal supremo del sentido dualista humano, mediante el estado impersonal y monista de Samadhi. Veloz emerge la fuente del Error desde el cenagal de la Ignorancia cuando el juicio se mueve obligado «entre cualquier cosa y cualquier otra». ¡Verdaderamente, y amén! Tanto es principal obligación como último logro del Rapto acabar con cualquier forma y cualquier orden de escisión dual tan pronto como se presente. Sobre este camino podéis leer en el libro de vuestro Archivo Mágico el estigma auténtico del éxito.

No hay comentarios. :

Publicar un comentario