9 may 2019
Henri Michaux - El murciélago
El murciélago no es un pájaro, si se quiere. Pero puede enseñarle a volar a todos los pájaros. Un pichón de paloma, se diría que rema, que golpea el agua, tal es el ruido que hace con las alas. Al murciélago no se lo oye. Se diría que toma el vuelo como una tela, con las manos.
Con su pico largo y su cabeza de torpedero, el cuervo es un cobarde negro. En la India, un cuarto de hora antes de la puesta de sol, se vuelve voraz, se juega el todo por el todo, y viene a echarse encima del pedazo de pan que le ofrece una niñita tímida. Esa temeridad sólo dura un momento, luego vuela de prisa a su nido, un nido duro y hecho sin gusto. Hay decenas y decenas de millones de cuervos en la India.
Diez minutos después, viene el murciélago, aquí, allá, ¿dónde?, el silencioso enloquecido, con sus alas que no pesan nada y que ni hacen suspirar el aire. Se oye un picaflor; un murciélago, no. Nunca atraviesa un espacio en línea recta. Sigue los cielorrasos, los corredores, las paredes, hace escalas. Luego se cuelga de una rama como para dormir. Y la luna silenciosa lo alumbra.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada
(
Atom
)
No hay comentarios. :
Publicar un comentario