17 abr 2019
Terry Eagleton - Balbuceo
Los niños pequeños aprenden a hablar ensayando primero en sus balbuceos todo el abanico de sonidos humanos. Los poetas son sencillamente aquellas criaturas arrebatadas desde el punto de vista emocional que siguen invirtiendo sus energías libidinosas en las palabras, en lugar de en los objetos, y que, por consiguiente, regresan al estadio infantil de erotismo oral que Seamus Heaney ha denominado «música bucal». En este sentido, la «desviación» (el balbuceo infantil) es la condición necesaria para la no desviación (el lenguaje adulto), del mismo modo que el juego es la condición necesaria del no juego, de lo pragmático. Las ficciones, la fantasía, el discurso, la imitación y las imaginaciones infantiles no son aberraciones cognitivas, sino el auténtico semillero del conocimiento y la conducta adulta. Aprender a hablar también es aprender a imaginar. Como el lenguaje no puede actuar sin la posibilidad de negación e innovación, la imaginación, que anula el modo indicativo en nombre del subjuntivo, está incorporada en su propia naturaleza.
En El acontecimiento de la literatura
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