Giorgio Manganelli - El fantasma

5 dic 2023

Giorgio Manganelli - El fantasma

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Giorgio Manganelli - El fantasma


El fantasma está aburrido; es difícil, para un fantasma, no experimentar durante gran parte del tiempo una profunda y lenta sensación de aburrimiento. Habita naturalmente en un castillo, en condiciones menos que mediocres, y desolado. Hay ratas, lechuzas, murciélagos. El castillo sólo tiene un modesto valor artístico —un par de balcones de un falso gótico florido, un fresco ilegible con el santo habitual— y por consiguiente no atrae el interés de nadie: ni autoridades, ni estudiosos, ni turistas. Ni siquiera enamorados clandestinos: el camino para llegar a él es largo, tortuoso, e incluye un puente que amenaza con derrumbarse. Es más que probable que el castillo esté destinado a una decadencia continuada, hasta su descomposición total. Es probable que en los periódicos de la provincia, en la cual jamás sucede nada, aparezcan de vez en cuando artículos pintorescos sobre aquel castillo: nunca han llegado a sus manos, le gustaría saber si hablan de él, aunque sólo fuera como objeto de superstición; no es un fantasma ambicioso. Un fantasma puede meditar, leer, pasear, y si es lo bastante estúpido o está muy aburrido, hacer ruido y mover las cortinas; esto, naturalmente, siempre que haya alguien a quien asustar. Un fantasma puede abandonar el castillo que le ha sido asignado durante una sola semana el primer siglo, dos pasado el segundo, y así sucesivamente: una historia bastante burocrática. En teoría, dado la rápida capacidad de desplazamiento típica de los fantasmas, podría ir a visitar a otro fantasma. Pero no sabe, y nadie se lo dirá nunca, dónde están alojados esos fantasmas. Faltan, además, veintiocho años para la primera semana, y realmente es un poco pronto para hacer planes. Sabe que también hay fantasmas en la ciudad, pero la idea de dirigirse allí, después de un siglo de soledad, le horroriza. En teoría, un fantasma podría visitarlo a él: pero ¿de qué manera y quién puede advertirle de que en aquel castillo vive un fantasma hospitalario? ¿Hospitalario? Honestamente, el fantasma se pregunta si él es realmente hospitalario. ¿Desea encontrar durante unos cuantos días, unas cuantas horas, a otro fantasma? Se pregunta de qué hablarían; con lo formales que son los fantasmas, tendrían que pasar la mayor parte de su tiempo ocupados en presentaciones. Concluidas las presentaciones, podrían comenzar las ceremonias de despedida. Pero es más que probable que en aquella semana no reciba visitas, y tampoco intentará hacerlas. Será simplemente una semana muy nerviosa, llena de sobresaltos, supuestas llamadas a la puerta, en espera del segundo siglo.

En Centuria
Traducción: Joaquín Jordá

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