26 oct 2019
Peter Handke - Poema conmimatorio
Un antiguo deportista nacional camina una noche de verano.
Lleva zapatos de baile
salpicados de vómito.
En un cruce de las afueras de la ciudad contempla en el vapor de la
medianoche
la cruz de la cima
y se apoya en ella como entonces
cuando con su clase del colegio se helaba de frío en Dachstein
y su mejor amigo le hacía una foto.
Como entonces da palmadas y ríe como un anciano
a pesar de que la noche de verano es tibia
y ya nadie lo fotografía.
Es la noche de las botas de esquí retumbando en la cabina del
teleférico,
el arroyo murmura bajo el hielo en las profundidades
y la víbora avanza desde los arbustos de arándanos
bajo los pantalones del esmoquin del supernumerario.
Su última mirada contempla en la temible noche
un autobús de aeropuerto iluminado
donde los pasajeros se mueven como gusanos
en el interior de un estómago.
Era empleado de la caja de ahorros central;
ya siendo niño estaba muy unido a los esquís
que ahora ya no le valen.
y ya entonces las libélulas bailaban sobre los charcos en la montaña
cuya agua no es potable.
Envejecer
y que frente a mí brille una mesa
sobre la que se balancea una cuchara.
Puede ser,
yo contigo,
tú conmigo,
sólo logramos emitir un balbuceo.
Pero este balbuceo nuestro
será lo más hermoso
que ambos
leguemos al mundo.
Este nuestro común
balbucear confuso
será nuestro legado humano.
Traducción: Sandra Santana
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