Con un clima canalla de versos traducidos
o de vagas riberas a un costado del mundo
o de hondas estaciones de ciudades malditas
y un algo conocido todo desconocido.
Y la pared copiada de otras paredes tiene
grandes flores azules y grandes globos rojos.
De lo que no se cierra, irremediable, un ruido
y la alta cama fría y el bidet atrás del biombo.
Pájaros, los rumores chocando contra el vidrio,
súbita una guiñada del velador responde
y acordarse de amores ya desaparecidos,
como de antiguos sitios, como de antiguos nombres.
Aquí estamos, no hay nada más cierto que nosotros.
El espacio y el tiempo y el vivir, todo es nuestro.
El cuarto se embellece con el abrazo largo,
el cuarto se decora de ansiedad y silencio.
Oh lenta noche, oh puerto, la numerosa luna
y el espejo que encierra gnomos adormecidos,
escollera del sueño, paisaje desteñido,
partida no ignorada, vuelta que es ya segura.
Y la noche vacía de la calle vacía
donde perros sin dueño arañan altos muros.
Boca de la ciudad que se traga el tranvía.
Aquí estamos atados, casi solemnes, mudos,
como la voz y el alma, realmente desnudos.
En Todos bailan
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